Soy
Katia Domínguez
Esta es mi historia de sueños y belleza...
¡Hola! Mi nombre es Katia Domínguez. Nací y crecí en Arroyo Naranjo, La Habana, Cuba.
Desde pequeña, siempre he sentido una profunda pasión por el mundo de la belleza. En 2006, a la edad de 17 años, emigré a esta hermosa y maravillosa nación, celebrando mi decimoctavo cumpleaños poco después de mi llegada. Portando una maleta repleta de sueños y emociones, estaba preparada para emprender un nuevo capítulo en mi vida. Al establecerme en la residencia de mi padre, inicié mi trayectoria laboral en un restaurante, un empleo que desempeñé durante tres o cuatro años.
En 2010, tras regresar de mi primer viaje a Cuba, me vi desempleada y en una encrucijada. Fue entonces, cuando mi hermana, igualmente apasionada por el mundo de la belleza y la estética de uñas, me recomendó inscribirme en una escuela especializada en el cuidado de uñas. Ante la falta de oportunidades laborales y el persistente anhelo de permanecer en el ámbito de la belleza, opté por aceptar su sugerencia.
En un principio, incursioné en el ámbito de la cosmetología, más pronto comprendí que no era mi vocación. Fue entonces cuando me adentré en el campo de la estética y hallé mi verdadera pasión. Los tratamientos faciales, corporales, así como el cuidado de pestañas y cejas, despertaron mi interés en todo lo relacionado con el cuidado personal. Descubriendo la pasión en ellos y concluyendo que el cuidado del cabello no encajaba con mis preferencias.
Completé mi formación en estética durante mi embarazo, lo que representó un desafío considerable. A pesar de las molestias y las náuseas constantes, no permití que eso me detuviera. Asistía a la escuela, a veces lidiando con malestar y vómitos, pero estaba decidida a concluir mis estudios. Durante mis prácticas, mi trabajo conquistó a muchas clientas, lo que me brindó la oportunidad de establecer una clientela fiel.
Después de completar mis estudios, mi compromiso con el futuro me llevó a descubrir una verdadera pasión en el servicio de manicura. Fue este servicio en particular el que me ayudó a tener clientes fieles y aumentar mi confianza para emprender ese sueño a mayor escala. Durante los primeros años después de mis estudios, y con una clientela establecida gracias a mi dedicación para buscar y entregar tarjetas de presentación, comencé a visitar a mis clientas en sus hogares para ofrecer mis servicios. Mi esposo, un sólido apoyo y compañero incondicional, ha sido vital en este viaje.
Hoy en día, administro mi propio SPA, un espacio donde las clientas no solo experimentan servicios de excelencia, sino que también encuentran un ambiente de serenidad y cuidado personal. Además, mi emprendimiento ha brindado oportunidades laborales a otras mujeres que, al igual que yo, se dedican al ámbito de la belleza y el cuidado personal.
Al reflexionar sobre mi trayectoria, me embarga un profundo sentimiento de orgullo por todo lo alcanzado. A lo largo de este recorrido, he enfrentado desafíos significativos que han sido contrarrestados por momentos gratificantes y un continuo crecimiento personal.
Aprecio cada paso dado y agradezco a todas las personas que han confiado en mí y en mi labor. No obstante, mi relato no culmina en este punto. Me propongo nuevas metas que abarcan la asistencia a otras mujeres que, al igual que yo, anhelan alcanzar sus metas en la esfera de la belleza. Deseo erigirme como una fuente de inspiración y respaldo para aquellas que desean transformar sus vidas y ver realizados sus sueños. Juntas, podemos forjar una comunidad donde la pasión, la entrega y la constancia nos conduzcan hacia un porvenir prometedor.
Soy Katia Domínguez, y esta es mi historia de sueños y belleza, una historia que sigue escribiéndose cada día con pasión, dedicación y una visión de empoderamiento para todas las mujeres.